Hay muchos, como yo, que en un inicio piensa que la publicidad no es más que creatividad, imágenes, temas relacionados al arte y demás. Pero a medida que uno avanza en esta rama de la comunicación se da cuenta que la publicidad va más allá, y aunque parezca mentira: lo esencial casi siempre es invisible a los ojos. ¿Por qué? Pues es bien sabido que la publicidad sostiene gran parte del mercado actual en el que nos desarrollamos, un mercado sumamente competitivo, desafiante y hasta tenebroso. Sí, tenebroso; todo esto es vox populi pero el gusto o cariño que uno empieza a crear frente a la publicidad a veces impide abrir los ojos y ver lo que desde un inicio estaba planteado. La publicidad es negocio, son números, es estrategia, es un plan, es saber planificar. Cuando uno se da cuenta de esto se siente tan pequeño, casi incapaz de enfrentarse a un monstruo de 2 cabezas. Es un reto, la mayoría del tiempo desmotivante puesto que te esfuerzas por ser el mejor, por aprender, desaprender y re aprender constantemente. Nadie dijo que alguna carrera fuese fácil, o difícil, son las aptitudes de cada uno las que permiten relacionarse de mejor o peor manera con alguna rama profesional. Muchos hablan que la actitud lo es todo. ¿Qué pasa si no tengo aptitudes para la publicidad pero sí tengo una actitud positiva frente a ella? ¿Triunfaré? o ¿qué pasa si tengo aptitudes para la publicidad pero no una actitud positiva? La respuesta se da por sí sola.
Por eso, en este campo publicitario donde siempre todo lo que haces esta mal y puede estar mucho mejor lo mas importante es la actitud. Querer aprender cada momento, desafiar al mundo, a la sociedad y los paradigmas creados. Seguramente tropecemos una y otra vez, pero cada vez que nos levantamos llevamos el peso de la experiencia, y esto te hace mejor cada día. Siempre faltará poco, poco para que todo acabe y por fin puedas respirar, sin embargo, siempre habrá algo que empezará antes que lo otro finalice.
¡Es un contante entrenamiento!
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