PROPAGANDA NAZI
Patricio Albán
La propaganda intenta forzar una doctrina sobre la gente, opera sobre el público general desde una idea y prepara la victoria de esta idea, está forma de comunicación presenta sólo un lado del argumento, debería ser libre e imparcial o en su caso selectiva pero omite otros deliberadamente para sustentar su conclusión, esperando el deseado efecto de cambio de actitud.
Hablemos de Nacionalsocialismo, “Gemeinnutz geht vor Eigennutz”, frase utilizada para definir la ideología nacionalsocialista “El bien común antes que el bien individua”. En esta parte podemos hacer un pausa y reflexionar sobre el capital, el precio político ademas del económico que esto significa llegar al público en general, la doctrina nacionalsocialista jamas habla de racismo, todo lo contrario expresa una forma de vida y de ver el mundo rompiendo el capitalismo y buscando una redistribución con el acceso de todos los habitantes, poniendo las reglas del juego claras todos buscamos el bien común.
Adolf Hitler en el año de 1926 escribe Mein Kampf, libro de memorias donde explica como es su sentimiento al sentir quien domina los medios de comunicación y como estos manipulan la verdad, su frustración artística, e incorpora el racismo, antisemitismo, y anti-bolshevismo, manipulando la convicción nacionalsocialista, que al tomar poder en 1933 establece como política del Estado Alemán, ademas de crear su primer vinculo directo con la propaganda al crear un ministerio de ilustración pública y propaganda encabezado por Joseph Goebbels La meta del ministerio era asegurar que el mensaje nazi fuera comunicado con éxito a través del arte, la música, el teatro, las películas, los libros, la radio, los materiales educativos, y la prensa.
Había varios públicos para la propaganda nazi. A los alemanes se les recordaba la lucha contra los enemigos extranjeros y la subversión judía. Durante periodos que precedían la adopción de legislación o medidas ejecutivas contra los judíos, las campañas de propaganda creaban un ambiente tolerante de la violencia contra judíos, en particular en 1935 (antes de las leyes raciales de Nuremberg de septiembre) y en 1938 (antes del aluvión de legislación económica antisemita que siguió la noche de los cristales rotos). La propaganda también fomentaba la pasividad y la aceptación de las medidas propuestas contra los judíos, porque éstas aparecían representando al gobierno nazi como interviniendo y "restaurando el orden".
Esta propaganda intentó obtener la lealtad política y la llamada conciencia racial entre las poblaciones étnicamente alemanas. También intentó engañar los gobiernos extranjeros incluyendo las potencias Europeas y convencerlos de que la Alemania nazi sólo estaba haciendo demandas razonables de concesiones y anexos.
Las películas en particular jugaron un papel importante en diseminar el antisemitismo, la superioridad del poderío militar alemán, y la maldad intrínseca de los enemigos tal como eran definidos por la ideología nazi. Las películas nazis representaban a los judíos como criaturas "subhumanas" infiltrándose en la sociedad aria. Por ejemplo, El Judío Eterno (1940), dirigida por Fritz Hippler, describía a los judíos como parásitos culturales vagabundos, consumidos por el sexo y el dinero. Algunas películas, como El triunfo de la voluntad (1935) de Leni Riefenstahl, glorificaban a Hitler y el movimiento nacional socialista. Otros dos trabajos de Leni Riefenstahl, Los Festivales de las Naciones y El Festival de la Belleza (1938), presentaban los Juegos Olímpicos de 1936 en Berlín y fomentaban el orgullo nacional por el éxito del régimen nazi en las Olímpíadas.
Los diarios en Alemania, sobre todo Der Stürmer (El Atacante), imprimían tiras cómicas que usaban caricaturas antisemitas para representar a los judíos. Después que los alemanes empezaron la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia en septiembre de 1939, el régimen nazi usó la propaganda para inculcar en los ciudadanos y soldados alemanes que los judíos eran no solamente subhumanos sino también enemigos peligrosos del Reich alemán. El régimen intentaba obtener apoyo, o por lo menos asentimiento, para las políticas dirigidas a remover permanentemente a los judíos de las áreas alemanas.
Durante la implementación de la llamada Solución Final, el asesinato masivo de los judíos europeos, los oficiales de las SS en los centros de exterminio forzaron a las victimas del Holocausto a mantener la decepción necesaria para poder deportar los judíos de Alemania y la Europa ocupada lo más fácilmente posible. Los oficiales de los campos de concentración y exterminio forzaron a los prisioneros, muchos de los cuales serían asesinados en las cámaras de gas, a mandar postales a sus casas diciendo que los trataban bien y vivían en condiciones buenas. Así, las autoridades de los campos usaban la propaganda para cubrir las atrocidades y el asesinato masivo.
En junio de 1944, la Policía de Seguridad alemana permitió a un equipo de la Cruz Roja Internacional inspeccionar el campo-ghetto de Theresienstadt, ubicado en el Protectorado de Bohemia y Moravia (hoy la Republica Checa). Las SS y la policía establecieron Theresienstadt en noviembre de 1941 como un instrumento de propaganda para el consumo domestico en el Reich alemán. El campo-ghetto se usó como una explicación para los alemanes que estaban confundidos por la deportación de judíos alemanes y austríacos ya ancianos, veteranos de la guerra incapacitados o artistas y músicos famosos localmente, hacia "el este" para "trabajar". En preparación para la visita de 1944, el ghetto se sometió a un programa de "embellecimiento." Después de la inspección, los oficiales de las SS en el protectorado produjeron una película usando a los residentes del ghetto como prueba del tratamiento benévolo que los "residentes" judíos de Theresienstadt supuestamente disfrutaban. Cuando la película se completó, los oficiales de las SS deportaron a la mayoría del "elenco" al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.
El régimen nazi usó la propaganda efectivamente para movilizar a la población alemana a apoyar sus guerras de conquista hasta el final del régimen. La propaganda nazi fue también esencial para motivar a los que llevaban a cabo el asesinato masivo de los judío europeos y de otras victimas del régimen nazi. También sirvió para asegurar la aquiescencia de millones de otros como testigos inocentes en la persecución racial y el asesinato masivo. Al final la propaganda no es la causa, pero sí el medio.
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