lunes, 1 de mayo de 2017

Publicidad con luces rojas



 Publicidad con luces rojas

España es el tercer país del mundo en demanda por prostitución. Para atender las necesidades de ese floreciente mercado, miles de mujeres son traídas con obligaciones o falsas promesas desde Nigeria, Rumanía u otros países y forzadas a ejercer la prostitución en los burdeles y las calles de las ciudades españolas. EL PAÍS publicó una serie de reportajes sobre este tema y un editorial, en el que pedía más medios policiales para luchar contra las mafias de la trata y urgía a revisar “el marco legislativo en el que se desarrolla la prostitución”.

No todas las prostitutas son esclavas, pero no sabemos en qué situación se encuentran las que ofrecen sus servicios en los explícitos anuncios que se publican en el diario. Por ese motivo, a la señora Hernández le ha parecido un ejercicio de “cinismo” la rotunda condena a la trata de personas que hace el editorial. “¿Se puede denunciar la explotación sexual de mujeres en el editorial y tratarlas como mercancía en la página siguiente?”, se pregunta.

Muchas mujeres son engañadas y usadas en publicidades, rompe el silencio.


Otro lector, Juan Botías Agea, considera el artículo de opinión una demostración de la “doble moral” del diario, que denuncia la trata, “mientras en la página 20 mantiene anuncios de contactos sexuales”. La misma explicación maneja Juan Aguirre, quien se lamenta de que no se le publicara un comentario en la web denunciando esa misma cuestión. Y agrega en su mensaje: “Saben bien que este tipo de anuncios han pasado a la historia en los principales diarios del mundo, confío en que la prensa nacional deje de apoyar este tipo de comercio humano tan triste”

Gran parte de la redacción de EL PAÍS está en contra de esta publicidad. Es cierto además, como señala uno de los lectores en su mensaje, que los diarios más importantes del mundo han suprimido hace años estos anuncios, y creo que ese es el ejemplo a seguir. En mayo de 2009, y a raíz de otros reportajes sobre esclavas sexuales, los lectores plantearon las mismas quejas, de las que se ocupó la entonces Defensora, Milagros Pérez Oliva. En nombre de la dirección, el subdirector Carlos Yárnoz dijo en aquel momento respecto a los controvertidos anuncios: “La propia prensa debiera plantearse un debate más profundo y no solo testimonial. En nuestro propio periódico existe esa discusión inicial, que va creciendo poco a poco, y en su momento tendremos que plantearlo más intensamente”. Quizá haya llegado ese momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario