La ciencia tiene un impacto importante en la sociedad, a su vez es una de las áreas más usadas para vender artículos y justificar ideas, así como para apoyar intereses de todo tipo.
Así como incluir las palabras “científicamente comprobado” en una frase que potencia la aceptación de una afirmación y despeja toda duda sobre la efectividad que pueda tener un producto.
En la publicidad, por ejemplo, se lo ve con bastante frecuencia, y las propiedades de mercancías y servicios suelen venir acompañadas de una exuberante terminología científica. Palabras indescifrables, mal utilizadas que pueden confundir a veces al comprador, quien rápidamente cae en la trampa impulsado por la confianza en la ciencia misma.
Poco a poco nos convertimos en consumidores, no solo de productos sino también de información, y muchas veces digerimos mucho e indagamos poco en las fuentes o cuestionamos aquellos productos ‘milagrosos’.
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