Para realizar la campaña, la agencia contó con el conocido chef y defensor de la lucha contra las alergias Ming Tsai, que se subió a bordo de un “food truck” para personas no alérgicas, a las que le ofrecía alimentos que no les iban a sentar del todo bien.
De este modo, los alimentos que se ofrecen en este camión pueden causar desde insuficiencia cardíaca a falta de aire. El camión se emplazó en la ciudad de Nueva York, justo enfrente de Madison Square Park, una zona llena de establecimientos de comida.
Tanto llamó esta campaña la atención de los clientes, que muchos no se atrevieron a probar su “comida asesina”. De hecho, alguno preguntó si alguna vez había muerto alguien por comerla. “No esta semana”, le respondió Tsai.
Sin embargo, razón en parte no le falta. De hecho, parte de la campaña está dedicada a Oakley Debbs, una niña de 11 años que murió el año pasado después de haber ingerido accidentalmente una nuez, a pesar de que los médicos le dijeron que su alergia era leve.
Pese a que el riesgo es bajo (mueren una media de 225 personas al año según un estudio de 2013), unos 17 millones de estadounidenses sufren alergias a los alimentos, y 220 millones en todo el mundo.
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